Recopilación de los Pregones de Semana Santa en BIBLIOTECA

martes, 25 de febrero de 2014

ENRIQUETA ARCOS PÉREZ, DESCANSE EN PAZ

HA FALLECIDO LA MUSA DE LA MARCHA
 “ENRIQUETILLA”


Enriqueta Arcos Pérez (Foto de Ángel Delgado)


El sábado 22 de febrero de 2014, moría plácidamente en el Hospital Provincial de Córdoba, escuchando la marcha “Enriquetilla”, que su hija Laly le puso suavemente en  un transitor, Enriqueta Arcos Pérez, la hija del insigne compositor manantero D. José Arcos Cosano. Ambos quedarán inscritos en la  historia musical de Puente Genil por haber creado, el padre, una de las músicas más hermosas y conocidas de la Semana Santa, el pasodoble “Enriquetilla”  y la hija, por ser la musa inspiradora de dicha composición. Tenía poco más de diez años  cuando su padre le dedicó el pasodoble romanil, recordándonos cuando se estrenó en el Teatro Circo, hacia 1940, donde ella se sentía el centro de atención de todas sus amigas. Hasta ese momento, no le gustaba que su padre le llamara “Enriquetilla”; después del éxito del pasodoble lo fue aceptando y más cuando lo escuchaba tocar, al Grupo de Música del Imperio Romano, y la gente aplaudía y la marcha se hacía cada vez más emblemática.
Durante varios años, de la década de 1980 la visitamos algunas veces, por primera vez, en su domicilio familiar, en Córdoba, de Marquesa de Valdeiglesias, frente a las murallas. Mis cuñados, Lorenzo Illanes y Chari Ortega, vivían en el mismo número y el encuentro, conmigo y con mi mujer, fue natural. Allí residía con su esposo Gervasio, con sus nueve hijos (Conchita, Isabel, Enriqueta, Vicente, Reyes, Antonio, Santiago, Francisco Javier y Esmeralda) y con su madre, Isabel Pérez Carrascosa, la viuda de D. José Arcos.  Nuestra conversación fue siempre muy  amena, los recuerdos fueron aflorando, con dificultad, a veces, para fijar los hechos en el tiempo. Avivar la memoria, para recordar situaciones y personas remotas, costó trabajo pues llevaba mucho tiempo fuera de Puente Genil. Nuestra amable anfitriona rememoraba, con emoción, muchas cosas desde su más tierna infancia  pero otras quedaban en la nebulosa de un tiempo lejano. Mari Conchi Illanes, adolescente, “benjamina” de Acción Católica, recordó cuando ella era su señorita, delegada o catequista, describiéndola como una joven educada, culta, amable, religiosa y de porte elegante. 
 Nació el 11 de marzo 1928, en Puente Genil y estudió en el Colegio de la Compañía de María, donde, además, aprendió piano con la recordada Madre Freire. Con emoción, nos contó que hasta le compraron un  piano en Córdoba para que siguiera tocando en casa y que, al cabo  de los años, ya casada y con varios hijos, el piano lo donó al Colegio donde estudió y aprendió música. Enriqueta Arcos, se casó, con 23 años, el 21 de mayo 1952, con Gervasio Martínez, natural de Aguilar de la Frontera. La boda tuvo lugar un mes antes de que muriera su padre D. José Arcos, viviendo en Puente Genil, donde tuvieron cinco hijos.
El matrimonio se afincó en Córdoba, en 1962, llegando a tener hasta diez hijos, uno de los cuales falleció a poco de nacer. Enriqueta, había heredado aficiones parecidas a las su padre y, a pesar de tener una familia numerosa, siempre sacaba tiempo para desarrollarlas, pues salía poco. Tales eran la pintura, de la que hacía bonitos paisajes al óleo y  decoraba frascos de cristal y labores y costuras primorosas. Y en las tardes y en las madrugadas, en que se quedaba sola, escribía textos en prosa y en verso. Mandaba sus pequeñas colaboraciones a “Anzur”, el Boletín Informativo Municipal, que dirigía José Segundo Jiménez y, posteriormente, a la revista “El Pontón”, que las acogían con cariño en su sección Poética. Era muy religiosa y en un largo poema ve la huella de Dios en multitud de elementos primaverales que nombra líricamente para terminar así:

Yo sé que estás allí, Señor
y aunque mi humana vista no te vea
yo te siento latir en cada cosa.
Que por algo me diste un alma de poeta…”

Enriqueta  Arcos escribe  poemas trascendentes, en los que el tema de la muerte lo contempla con una gran serenidad y mucha fe. Otras veces, su lírica intimista se transforma en  un   leve y romántico poema de amor y de recuerdos. En la intimidad de sus pensamientos, recordaba, a su querido pueblo que, en  ocasiones, cantaba, como podemos ver en este fragmento de un largo poema descriptivo e intimista sobre el río, la noria y otros elementos. Mari Conchi Illanes los recuerda, a ella y a su marido, pasear plácidamente  por el puente, el Tarajal y otros parajes cercanos al río:

        “Llevo dentro tu luz, tu sol, tu cielo…
        tu rumoroso río con tu mansa corriente.
        Esos juncos, tan verdes, en su orilla
        y los álamos de plata
        que crecen junto al cauce y se yerguen
       reflejando sus ramas en el agua…”.

En sus poemas reincide, con nostalgia, en su pueblo, sus calles, sus iglesias, sus plazas… expresándose con gran sentimiento. Publicó un largo poema  dedicado a  la iglesia de la Concepción, en la que describe de forma muy prolija su fachada, sus elementos, situación y emplazamiento:
             
Tu torre enhiesta recortada en el cielo.
           Tu arcada principal mirando a la pendiente.
           La escalera de piedra subiendo hasta el cancel…”

Y vamos a terminar esta crónica de urgencia con un emotivo recuerdo. El "tercer sábado de romanos"  un autocar lleno de pontanenses, viajaban,  como todos los años, desde Madrid a Puente Genil. Un domingo,  de 1995, al regreso de uno de estos viajes paramos en Córdoba, en la sede de la entonces  “Casa de Puente Genil”,  presidida, con entusiasmo por Lorenzo Illanes Aguilar, que nos  tenía reservado un acto de convivencia  que no olvidaremos. Hubo un espléndido arroz cordobés, abrazos, uvitas, encuentros entrañables, recuerdos y cánticos. Allí estaba invitada Enriqueta Arcos,"Enriquetilla", quien escuchó,  por primera vez, el "Himno de los Ausentes" en las gargantas ya cansadas y enronquecidas del grupo. Con una sorpresa indescriptible decía:

                                     "¡Pero si es la música de mi padre!
                  ¡Están cantando "La Matraca!".

La emoción la embargaba. Hubo que explicarle los hechos. Y también presentarla solemnemente y descubrir quién era nuestra invitada ante la admiración de todos. Recibió besos y abrazos, recuerdos de familias y parabienes de muchos de los presentes, en un día que a la hija del inolvidable D. José Arcos, le pareció maravilloso y  que nos ha recordado más de una vez. En esta reunión recitó el célebre poema de su tío Pérez Carrascosa, “Las fiestas de la Puente”, Antonio Muñoz “La Liebre” que todos aplaudieron y que le encantó a Enriqueta que, también, se reencontró con Pepa Alberda, mujer de Antonio Muñoz, su íntima amiga de juventud.
Enriqueta Arcos fue enterrada en Puente Genil, el domingo 23 de febrero, junto a su esposo y sus padres, en su pueblo querido y añorado, acompañado de todos sus hijos muchos nietos y hasta un biznieto. Y de muchos amigos de la familia y otros que querían sumarse a este este acto, final y entrañable, de una vida rica y trascendente.

CÓRDOBA.  Jesús Asensi.